El Láser Q-switched también sirve para eliminar otras lesiones pigmentadas, como algunas queratosis superficiales, y pigmentaciones dérmicas como el nevus de Ota o el nevus de Becker.
En muchos casos, habitualmente son necesarias una sola sesión o, como mucho, dos sesiones, a diferencia de los tatuajes que suelen requerir mayor número de sesiones.
El Láser Q-switched, actúa de forma muy selectiva sobre el pigmento de la mancha cutánea, por lo que es mucho más adecuado para quitar, por ejemplo, un léntigo que otros métodos como la crioterapia o congelación con nitrógeno líquido pues, en este último caso, se produce una quemadura por frío que puede dejar como secuela permanente una inestética hipopigmentación o mancha blanca.
Inmediatamente tras la sesión de láser Q-switch puede aparecer una pequeña costrita que tarda una o dos semanas en caerse, apareciendo luego una piel nueva y ya sin pigmento.