Luz roja LED (640 nm): Incrementa la producción de colágeno, proteína esencial en la reparación cutánea. Es la luz idónea para rejuvenecimiento cutáneo, restaurando la matriz dérmica al incrementar la activación de fibroblastos.
Luz amarilla LED (583 nm): Reduce el enrojecimiento cutáneo, su hiperreactividad y por tanto la cuperosis. Con este tipo de luz se mejora la textura, resistencia, suavidad y calidad de la piel.
Luz verde LED (532 nm): Controla la hiperpigmentación cutánea al actuar sobre los melanocitos e inhibir la producción excesiva de melanina. Ayuda a aclarar manchas igualando el tono de la piel y a su vez proporciona rejuvenecimiento especialmente de la piel madura.
Luz azul LED (423 nm): La luz azul está indicada en el acné inflamatorio leve-moderado. También puede utilizarse en la rosácea por su efecto antiinflamatorio. La longitud de onda de la luz azul tiene la capacidad de penetrar en la piel y producir radicales de oxígeno capaces de destruir la bacteria causante del acné: propionibacterium acnes. Esta terapia es perfecta como coadyuvante y potenciadora de los tratamientos tópicos antiacné.